Descubrí las últimas tecnologías y tendencias que están impulsando la transición a la energía verde en la industria naviera.
La industria de transporte marítimo es una de las más importantes de la economía global, pero también una de las más contaminantes.
En este contexto, la Organización Marítima Internacional (OMI) ha fijado el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria en al menos un 50% para el año 2050, en comparación con los niveles de 2008.
Este cambio hacia un futuro más limpio es impulsado por la creciente disponibilidad de fuentes de energía renovable y el desarrollo de nuevas tecnologías. En este artículo te contamos de qué se trata esta transformación y cómo está formando un sector más respetuoso con el medio ambiente.
Tecnologías que están impulsando la transición
Motores eléctricos
Una de las innovaciones más emocionantes que está impulsando la transición es el uso de motores eléctricos.
También conocidos como embarcaciones eléctricas o e-barcos, son vehículos marítimos propulsados por motores eléctricos en lugar de motores de combustión interna.
Estos barcos traen consigo una serie de ventajas. En primer lugar, son más eficientes y no emiten gases contaminantes, a diferencia de los barcos tradicionales. Esto no solo implica un menor impacto ambiental, sino también ahorros a largo plazo. Además, reducen la contaminación acústica, ya que sus motores son más silenciosos que los de combustión interna.
Sin embargo, se enfrentan a desafíos, como la falta de infraestructuras de carga eficiente y tienen una autonomía limitada, que complica el desplazamiento para distancias más largas.
La industria ya está dando grandes pasos hacia la adopción de estos motores. El barco eléctrico Yara Birkeland, construido en 2017 por las empresas nórdicas Kongsberg y Yara ya se encuentra operativo. Asimismo, el E-Ferry Ellen navega en Dinamarca, alimentado por una batería de 4,3 megavatios hora, reduciendo la emisión de 2000 toneladas de CO2 al año. El E5 de la empresa japonesa Asahi Tanker, un buque cisterna capaz de alcanzar 10 nudos con una capacidad de carga de 1983 metros cúbicos, también se encuentra navegando.
Distintos fabricantes, como la firma alemana Torqueedo, han desarrollado líneas de motores eléctricos para embarcaciones, alcanzando niveles de seguridad sin precedentes.
Renault y Seine Alliance se unieron para crear el Black Swan, uno de los primeros barcos eléctricos para cruceros que navegan por el río Sena en París.
Por su parte, la empresa china Wuxi Saisiyi lanzó en 2022 el crucero fluvial eléctrico más grande del mundo, con una longitud de 100 metros de eslora y capacidad para 1300 pasajeros. Equipado con baterías de 7500 kWh, este crucero tiene una impresionante autonomía de 100 km.
Combustibles alternativos
En la búsqueda por convertir este sector contaminante en uno más verde, los combustibles alternativos son una pieza fundamental. Si bien la energía solar puede ser una alternativa viable para embarcaciones pequeñas, desplazar buques de más de 400 metros de eslora por el océano requiere de otro tipo de soluciones. Aquí es donde entran en juego los biocombustibles, el gas natural licuado (GNL), el hidrógeno y el metanol verde.
Estos combustibles derivados de fuentes renovables son una opción prometedora, capaces de reducir las emisiones de gases contaminantes. El GNL es más limpio que el diésel y el hidrógeno es una fuente de energía más versátil y ecológica, pero lo que está revolucionando la industria naviera hoy en día, es el metanol verde.
Un ejemplo de esto es el de Maersk, una de las navieras más grandes del mundo, que alimentó sus embarcaciones con metanol verde. Este combustible se fabrica a través de la gasificación de biomasa, electricidad renovable y la hidrogenación del dióxido de carbono. Para conseguirlo se necesita el hidrógeno verde, que se obtiene mediante la electrólisis del agua con energía eólica o fotovoltaica.
La incorporación de fuentes de energía renovables en la navegación no solo reduce el consumo de combustible y acorta tiempos de viaje, sino que disminuye costos y mejora la seguridad, al reducir riesgo de incendios y derrames de diésel.
Además, están adoptándose sistemas de propulsión híbridos, que combinan combustibles tradicionales con energías renovables, optimizando la eficiencia del combustible al cambiar según las condiciones.
A medida que las fuentes de energía renovable se vuelven más competitivas, la industria naviera está bien posicionada para liderar el cambio hacia un futuro más sostenible.
Buques autónomos
Los buques autónomos se perfilan como una innovación revolucionaria.
Por un lado están los buques MASS (por sus siglas en inglés, Marine Autonomous Surface Ship), que son embarcaciones de superficie capaces de navegar sin la interacción humana, controladas por inteligencia artificial a través de algoritmos preestablecidos. Estos buques pueden variar desde embarcaciones con pocos tripulantes hasta aquellas sin tripulación a bordo, siendo controladas de forma remota. Las ventajas de esta tecnología incluyen la reducción significativa de costos laborales y una mayor eficiencia operativa.
Por otro lado, los UUV o vehículos submarinos no tripulados, son robots submarinos diseñados para operar bajo el agua sin la necesidad de un tripulante humano. Pueden controlarse remotamente o programarse para operar de forma autónoma. Sus aplicaciones abarcan distintos campos, como la exploración oceanográfica, la investigación científica, la inspección y mantenimiento de infraestructuras submarinas, la vigilancia y defensa militar.
Uno de los principales beneficios de los UUV es su capacidad para operar en entornos peligrosos para los humanos, como aguas profundas y áreas contaminadas. Además, pueden funcionar durante períodos prolongados sin necesidad de salir a la superficie, lo que les permite recolectar datos con mayor precisión y eficiencia que los vehículos submarinos tripulados.
Desafíos y oportunidades de la transición
Costo de las nuevas tecnologías
El impacto de la energía renovable en la industria naviera es de gran alcance. A pesar de que la inversión inicial en tecnologías verdes puede ser alta, es fundamental para lograr un futuro sostenible.
El costo es un desafío evidente en esta transición. Muchas de las energías verdes son más caras que las tradicionales, lo que plantea un dilema para las compañías navieras, que deben equilibrar el costo de la energía con el costo de sus operaciones.
Por ejemplo, en el caso del metanol verde, el mayor obstáculo no es trabajar con este producto sino abastecerse de él. Los insumos clave, como el carbono precedente de la captura directa del aire y el hidrógeno, generado a través de la electrólisis con energías renovables, aún se encuentran en una etapa incipiente en términos de comercialización.
La industria del metanol verde todavía está creciendo y solo hay unos pocos productores en todo el mundo que pueden acceder a él.
En el caso de los buques autónomos, una cuestión a considerar es el mantenimiento, que es más estricto que en los buques tradicionales. Esto nos lleva a la necesidad de contar con personal en tierra para cuando los buques estén en el puerto, sin que esto genere una ampliación de las estadías (el tiempo de plancha), lo que incrementa los gastos operativos.
Infraestructura de apoyo
Uno de los obstáculos en el camino hacia una industria menos contaminante es la falta de infraestructura para respaldar el uso de fuentes de energía verde en la navegación. Muchos barcos no tienen acceso a la infraestructura necesaria, especialmente los que operan en áreas remotas, como en mar abierto.
Además, varios países aún no han implementado regulaciones que fomenten el uso de estas energías en la industria marítima y naviera, por lo que resulta muy difícil para las empresas dar el salto hacia la sostenibilidad.
Para abordar estas dificultades, se ha impulsado la iniciativa CEM hubs, liderada por una asociación que involucra al sector privado y gobiernos a lo largo de la cadena de valor marítimo – energética. Esta iniciativa trabaja en la transformación del transporte marítimo y la creación de centros de producción de futuros combustibles bajos en carbono. Pero a pesar de estos esfuerzos, dista mucho de estar preparada para satisfacer la demanda de biocombustibles prevista para el 2050.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) destaca que, para cumplir con esta demanda, se espera que el sector marítimo transporte al menos el 50% de todos los combustibles con bajas emisiones de carbono comercializados de aquí a 2050.
Sin embargo, los centros de producción, los buques y la infraestructura portuaria necesarios no existen actualmente a escala comercial.
Aceptación por parte de los clientes
Otro de los retos que no podemos pasar por alto es la aceptación de estas nuevas tecnologías y fuentes de energía. La confianza en estos cambios es un factor determinante en el éxito de esta transformación.
En el caso de los buques autónomos, la fiabilidad y la necesidad de adaptar casi toda la legislación existente se presenta como uno de los mayores desafíos que deben abordarse para permitir la navegación segura de estas embarcaciones junto a buques tradicionales. A la fecha, varias sociedades de clasificación ya están publicando códigos que indican cuáles son los niveles de fiabilidad necesarios para estos buques, allanando el camino para su adopción.
Más allá de estos desafíos, se están tomando iniciativas para promover el uso de la energía verde en la industria naviera.
La OMI ha desarrollado un conjunto de regulaciones con el objetivo de reducir el impacto ambiental del transporte marítimo y algunos países ofrecen incentivos a las empresas que usan fuentes de energía renovables.
La transición hacia la energía verde en la industria naviera requerirá el esfuerzo colectivo de gobiernos y empresas, y con las políticas e incentivos adecuados, el sector podrá llevar a cabo esta transformación y contribuir a un futuro más sostenible. La aceptación y la confianza en estas nuevas tecnologías serán la base para avanzar en este camino.
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