El gigante asiático sufre en Real State.
Los problemas económicos de China comienzan a reflejarse en el negocio inmobiliario. Esto se produjo después de años de desaceleración económica provocada por los esfuerzos para contener la deuda, sumado a la alta competitividad de producción del resto de los países asiáticos, y con la frutilla del postre que puso la guerra comercial con Estados Unidos.
Ante este escenario negativo en la economía del país, los desarrolladores inmobiliarios, como para continuar con las ventas, rompieron el mercado ofreciendo propiedades a mucho menos valor que años anteriores. Esto cobra gravedad y genera una burbuja inmobiliaria, al entender que la gente alcanza su hogar a través de créditos y que muchas personas, están pagando una deuda sobre un bien que ya se desvalorizó, en algunos casos hasta a la mitad de su precio. Es decir, perdieron la mitad de su capital en meses y encima, aún deben pagar muchas cuotas y con importantes intereses sobre eso.
Si bien el gobierno chino se esforzó por contener los precios en años anteriores cuando subían sin medida y en que no bajen ahora que los empresarios inmobiliarios necesitan vender, esto no ha hecho más que empeorar la situación, generando un mercado paralelo de venta de propiedades, en donde el que tenga el efectivo se lleva grandes oportunidades. Mientras todo el sistema financiero colapsa porque los que sacaron tu propiedad en cuotas ven cómo cada vez vale menos su capital, los que tienen plata en mano general excelentes negociados.
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Toda esta situación, se da en un país en donde el mercado inmobiliario representa entre un quinto y un tercio del crecimiento económico de China (incluyendo industrias complementarias como la constructora y de fabricación de muebles).
Las propiedades son la principal fuente de riqueza para la gente. Esto se acentúa por medidas gubernamentales, como por ejemplo, la imposibilidad para la gente de sacar dinero del país.
El futuro es incierto. Con gente furiosa que se ve estafada; empresas constructoras que por un lado, en algunos casos, devuelven a antiguos compradores la diferencia entre el precio que pagaron y lo que ahora vale, y por el otro venden en un mercado negro a precios irrisorios; mercado retraído con pocas ventas, porque nadie cree en los actuales precios que solo son alcanzados por quienes cuentan con efectivo; y un sistema de créditos colapsado, ya que nadie piensa en endeudarse para comprar caro.
Será un desafío para el gobierno poder deshacerse de la burbuja inmobiliaria en la que están, en medio de una crisis general y de la guerra frente a Estados Unidos.