El impacto de la última variante de Covid-19
A casi dos años de la apareción del Covid-19, aún nadie sabe cuándo finalizará. Por el torbellino producido en la economía internacional a partir de la aparición del coronavirus, con el paso del tiempo se van haciendo distintos estudios que den cuenta de la mutación que tuvo el virus y los cambios que éste generó en su formato. En la actualidad, expertos de todo el mundo tratan de entender el impacto del incremento de contagios de la última variante ómicron, tras la tambaleante recuperación de fines del 2021 que obligó al mundo a cerrar sus puertas de nuevo. Claro está que fue por menos tiempo que en el origen del Coronavirus, pero no deja de ser un problema y amenaza para todos. La magnitud del daño económico de la nueva variante es difícil de pronosticar, pero el crecimiento se podría resentir tanto de las restricciones sanitarias como por los estragos causados a partir de la contagiosa ómicron en las disminuciones sufridas en el personal de las empresas.
En general, lo que causó ómicron por el momento, es un problema operativo. Más contagios, pero menos internaciones, se dieron a partir de esta nueva cepa que llegó para complicar las dotaciones de los equipos laborales. Ante eso, con menor riesgo en la salud de las personas, pero con muchos intervalos en la productividad dado que las personas debían aislarse ante el positivo de las pruebas, sin dudas que se generó un cuello de botella que parece empezar a desbloquearse. Además, al tener todos los países una historia de lo que pasó, cada nueva ola que llega producto del Covid-19, tiene menos fuerza que la anterior. Sin sistemas sanitarios colapsados, la tranquilidad del trabajo diario por parte de las autoridades puede priorizar el plano económico.
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Entre los sectores más afectados, seguimos encontrando al turismo y los viajes. Muchos vuelos anulados por los altos contagios, cruceros desviados o suspendidos y hasta hundimiento de las reservas de hotel, causadas por una ómicron que ha dificultado la esperada recuperación del sector de viajes, especialmente castigado por la pandemia. Por su parte, la industria del ocio también está en la mira por el miedo de que los altos casos de Coronavirus a nivel mundial, desmotive a los clientes de casinos, teatros o cines a volcar su dinero allí.
Ómicron y la economía mundial tienen una estrecha relación en términos desalentadores. Lo cierto, es que lo que vendrá nadie lo sabe, pero se espera que el mundo esté cada vez más fuerte para poder soportarlo. Muchas son las variables que pueden aparecer y será un desafío de la ciencia, hacer que toda la población pueda cubrirse a partir de la aplicación de vacunas u algún otro remedio, que aplaque el avance de los virus que puedan llegar a surgir. Será clave el rol de los países que más tienen, para ayudar a aquellos de menores recursos, en la facilitación de las armas antes mencionadas, que servirán para desalentar la propagación del virus.